Con la mejor de las intenciones se causan los peores desastres
– Oscar Wilde –
- “Nos queremos pero no nos entendemos…”
- “No sé si siento lo mismo…”
- “Las cosas no son como antes…”
- “Tengo dudas…”
- “Discutimos mucho…”
El énfasis que se da en nuestro tiempo a la calidad de vida, a la realización inmediata y a la búsqueda de la felicidad aquí y ahora, fomenta que depositemos enormes expectativas sobre nuestra vida de pareja: pasión, respeto, vida sexual, entrega, serenidad, bien situados profesional y socialmente, seguridad, incondicionalidad, magia…Esta imagen idealizada es la semilla para la desilusión, el resentimiento y la ruptura.…. La realidad es que la convivencia entre dos personas que se quieren consume mucho tiempo y energía, requiere de enormes dosis de colaboración, sensibilidad, voluntad, comprensión y paciencia.
Cuando una pareja comienza llega la fase de Enamoramiento, es idílica.
En esta etapa hay una elevada tasa de reforzamiento, acompañado por un carácter restrictivo de la relación, ausencia de toma de decisiones, novedad de la comunicación sexual, expectativas idealizadas…
Con el paso del tiempo, a lo largo de nuestras vidas se producen cambios: